Concretamente, se trata del proyecto Huellas de la Ciudad, que se viene llevando a cabo desde hace cinco años en la Universidad de Valladolid (Campus de Segovia).
1. IDEA: CÓMO SURGE
Para el proyecto Huella de la Ciudad, he decidido realizar una obra artística, concretamente un cuadro. Pero no un cuadro cualquiera,
sino una obra plástica en cuya elaboración han colaborado multitud de personas.
Tradicionalmente, una obra de arte solía tener un solo autor, o como mucho
unos pocos, dependiendo del tamaño y complejidad de la obra. Sin embargo, en mi
proyecto he decidido que la obra sea construida no solo por mí, sino por varias
personas. Ya sea turistas, visitantes o habitantes de la ciudad. Cualquier
persona que se encuentra en la ciudad de Segovia y que, voluntariamente, se
preste a expresar de manera personal y artística su impresión, reflexión o
pensamiento sobre la ciudad de Segovia. Así, todas las personas que han
participado son los protagonistas
activos del proceso de creación de la obra de arte colectiva.
En este sentido, las aportaciones de cada persona, constituyen una huella, una señal o una marca personal
que van a quedar grabadas en el retrato colectivo final, en el cuadro.
A la hora de llevar a cabo su contribución artística, cada individuo
elegido ha tenido total libertad de
creación y además, si quiso, pudo expresar también con palabras cualquier
justificación o comentario sobre la tarea que llevó a cabo o sobre la propia
ciudad.
No obstante, finalmente, tras haber escuchado cada uno de los testimonios
que he recogido, y vivido los diferentes procesos de creación que han llevado a
cabo las personas escogidas para la realización de la obra, llega mi turno. Yo me he encargado de plasmar
mi visión personal de la ciudad. Una visión que nace desde mi capacidad crítica
y de reflexión, y que está enriquecida gracias a cada una de las aportaciones
de los diferentes individuos que han colaborado en el proceso de creación del
cuadro.
A la hora de llevar a cabo mi aportación, he tenido en cuenta las nociones teóricas adquiridas durante el
curso, enmarcadas dentro de un modelo procesual de educación. Además, hay que
decir que mi aportación tiene una función unificadora, ya que he intentado
aunar y armonizar las distintas contribuciones de cada individuo para poder
conseguir la obra de arte final.
2. ¿POR QUÉ?
Uno de los objetivos de este trabajo era el de disfrutar y experimentar aprendiendo. No tener miedo a nada y crear libremente. Por esta razón,
decidí utilizar como método de trabajo la pintura sobre lienzo, ya que nunca
antes había pintado un cuadro utilizando como soporte un lienzo. Además, el
arte en general siempre me ha atraído bastante.
Estudié bachillerato de ciencias sociales, donde la economía, las
matemáticas y la geografía eran las protagonistas, por eso, siempre tuve la
espinita de no haber elegido el bachillerato artístico. Sin embargo, tampoco me
arrepiento.
Soy una persona que valora mucho este tipo de ejercicios y actividades, en
las que tenemos la oportunidad de llevar a cabo una obra artística con total
libertad, sin miedos. En resumen, disfrutar
y aprender durante el proceso de creación.
A pesar de no tener un gran número de nociones sobre técnicas artísticas
concretas, personalmente creo que tengo una gran sensibilidad artística. Esto ha hecho que a la hora de llevar a
cabo mi proyecto, no haya seguido ningún estilo o tendencia en concreto. Me he
dejado llevar por mis sensaciones y por mi gusto personal.
Además, el hecho de que mi proyecto sea a la vez una obra de arte
colectiva, hace que en él se reúnan diferentes maneras y estilos de crear y ver
en mundo.
Finalmente, también decidí realizar una especie de lectura de la ciudad sirviéndome del cuadro como inspiración, ya
que creo que toda obra de arte siempre se entiende mejor cuando va acompañada
de una explicación o de un texto que ayude a comprender el sentido global de la
obra.
Cuando se me planteó la realización de este proyecto, no sabía cómo lo iba
a realizar. Dudaba con el formato,
ya que no sabía si iba a hacer la obra creativa a través de un vídeo,
fotografías, lienzos… pero también tenía dudas acerca del contenido argumental.
La observación detenida de los espacios requiere tiempo, paciencia y
reflexión.
¿Qué observar? ¿Cómo analizar?
¿Dónde mirar? ¿Con qué observar? ¿Con quién? Son algunas de las preguntas
previas que me planteé antes de llevar a cabo la tarea.
Tras pensarlo, decidí realizar una obra
de arte colectiva, tal y cómo he explicado en los anteriores puntos, que me
sirviera como inspiración para hacer la lectura de la ciudad de Segovia.
En primer lugar, tras comprar los materiales necesarios, salí a la calle y
aleatoriamente seleccioné a varias personas sin ningún tipo de criterio de
exclusión.
Les pedí que si podían transmitir artísticamente sobre el lienzo y con las
acuarelas la huella que Segovia les ha dejado. No hacía falta que dibujasen de
forma necesariamente realista. No importaba que no fuesen profesionales, ni
mucho menos. La libertad y la
diversión eran la base de esta actividad.
Tras recoger cada uno de estos testimonios y comprobar cómo las personas se
tenían que enfrentar al proceso de creación artística, pude comprobar que, en
general, la gente tiene miedo a crear.
A pesar de informarles de que tenían total libertad de creación y de que no
importaba la calidad de sus aportaciones, la mayoría de ellos dudaban y tenían
miedo de hacerlo mal.
Esto me recuerda a la experiencia que tuvimos en el museo de arte
contemporáneo Esteban Vicente de
Segovia, en donde tuvimos que realizar una actividad basada en la elaboración
de un dibujo automático. La mayoría de las personas dudaban y los dibujos de un
gran número de personas no fueron abstractos.
Esto creo que se debe a que a lo largo de nuestra trayectoria académica y
profesional, salvo en algunas excepciones dependiendo de los ámbitos y
sectores, a primado más el inmovilismo
y lo prosaico, en vez de lo imaginativo
y lo creativo. Nos transmiten conocimientos establecidos en muchos casos sin
ningún tipo de explicación coherente, nos enseñan a hacer las mismas cosas que
llevan haciendo generaciones y generaciones desde hace décadas, nos imponen ideas
basadas las aportaciones de otros, pero no se tienen en cuenta nuestras opiniones e inquietudes. Parece que las iniciativas
personales de cada persona no importan, y que la creatividad solo estuviera
relegaba al ámbito artístico. Sin embargo, todos podemos utilizar siempre
nuestra imaginación para poder desarrollarnos como personas y ciudadanos con
capacidad crítica.
Volviendo al cuadro, tras las aportaciones artísticas de cada persona,
llevé a cabo una tarea unificadora a
través de la cual también plasme mi visión de Segovia, y la huella que ha
dejado en mí.
Por último, realicé una lectura de la ciudad sirviéndome del cuadro como
fuente de inspiración, que os mostraré en la próxima entrada.
4. RELACIÓN CON EL PROCESO CREATIVO
El proyecto Huellas de la Ciudad,
en un primer momento, me transmitió algo de temor e incertidumbre, ya que no
sabía qué iba a hacer. Pero al tratarse de una actividad en la que teníamos que
aprender disfrutando (entre otros objetivos) me lancé a realizar una obra de
arte colectiva.
Y puedo decir que he disfrutado. Ha sido una experiencia enriquecedora, ya
que he podido conocer los testimonios de todo tipo de personas, de lugares tan
lejanos como Australia o Colombia y, además, me he divertido pintando el
cuadro. Ha sido una experiencia bastante gratificante.
Por otra parte, este trabajo me ha servido para reflexionar sobre la propia
ciudad y sobre la huella que ha dejado en mí durante todo este tiempo que llevo
aquí viviendo, y sobre la huella que he dejado yo en ella y en todas las
personas que he conocido.
Huellas de la Ciudad me ha parecido una buena forma de aplicar los
conocimientos teóricos aprendidos en clase y de fomentar nuestro pensamiento
crítico.
Personalmente, creo que en otras asignaturas también tendrían que
plantearse este tipo de actividades.
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