28.5.13

Huellas de la Ciudad (II)

Aquí os dejo con la lectura de la ciudad - visión personal de Segovia, que realicé sirviéndome de la obra de arte colectiva como inspiración. 


Acabé. Veo mi cuadro y pienso, reflexiono. ¿Estoy contento con el resultado? Dudo, soy bastante perfeccionista, me gustan las cosas bien hechas. Otros lo llamarían inseguridad. Pero… ¿Por qué tendría que estar contento con el resultado? Pensándolo bien, este cuadro no tiene que ser un fin en sí mismo. Es un medio, un camino, pero ¿hacia dónde? No lo sé.

A primera vista lo que más me llama la atención es el acueducto, supongo que será porque es una de las partes más figurativas del cuadro, el resto se encuentran entra la figuración y la abstracción.
Y es que ahora que lo pienso… cuando vine a esta ciudad fue lo primero que vi, lo que más me llamo la atención. Y supongo que no es casualidad, teniendo en cuenta el tamaño de esta monumental construcción. Es como una enorme puerta a la ciudad, de entrada y salida.

También me llama la atención el Sol. Pero… todos los que vivimos aquí sabemos que en Segovia el Sol muchas veces brilla por su ausencia. Aunque seguramente sea porque la persona que lo ha dibujado asocie las sensaciones que produce el astro rey con las sensaciones vividas en la ciudad. Y es verdad. Desde que vine, he podido sentir el calor de personas increíbles que he conocido. Me llama la atención cómo en tan poco tiempo se puede llegar a querer tanto. Recuerdo como una amiga me dijo que, sus nuevos amigos, las buenas experiencias vividas en esta ciudad… son lo mejor que le ha pasado en mucho tiempo. Y tiene razón.
Sin embargo, dicen que nunca se termina de conocer al cien por cien a una persona, aunque tampoco me importa. Es cómo una ciudad, nunca terminaré de conocerla por completo pero, ¿acaso me tiene que dejar de gustar? Para nada. Es la atracción de lo desconocido, y de lo que me queda por conocer.

Pero enlazando con esta idea, también quiero decir que las ciudades muchas veces proyectan una cara al exterior que no coincide con la propia forma de ser de la ciudad. Ahora entiendo el significado de la casa morada resplandeciente con interior negro del cuadro. Dicen que Segovia está anclada en el pasado, que tiene un trasfondo conservador e inmovilista. Puede que sea verdad, pero si es así, es algo que forma parte de su esencia, para bien o para mal.
Al igual que también forman parte de su naturaleza todas aquellas personas que se sueñan y se esfuerzan en adaptar la ciudad a los nuevos tiempos, a los nuevos compromisos.
Y personalmente, ahí podemos estar nosotros, los alumnos de publicidad. No solo hemos venido aquí para conseguir este grado. Estamos aquí para ser críticos, pero también sensibles con el mundo que nos rodea. Ya sea a través de nuestra formación, de nuestras aficiones, de nuestras relaciones… todo vale. Estamos para crecer como personas. Puede que suene muy filosófico, pero, pasado un año desde que vine a esta ciudad, no soy el mismo. Y creo que todos vosotros tampoco.

Al igual que una ciudad va cambiando con los años, las personas también. Y si voy más allá, me atrevo a decir que la ciudad son las personas. Y no estoy muy desencaminado con esta idea. Para Aristóteles, la ciudad era una asociación de familias y poblados reunidos  para gozar juntos de una vida feliz e independiente. Esto lo dijo hace más de 20 siglos, pero a día de hoy, parece que sus ideas no están desacertadas.
En este sentido, pienso de forma parecida a Aristóteles. Para mí, la ciudad la forman las personas. Cada uno de los individuos que deciden organizarse de forma conjunta para poder alcanzar la felicidad. ¿O acaso nosotros no hemos venido aquí para poder ser más felices? A pesar de haber vivido momentos duros, que nos han hecho más fuertes.

Pero más concretamente, para mí esta ciudad es una aglomeración de historias, de lazos de afectividad, que unen y desunen a partes iguales, como las calles. Es increíble la similitud, desde un punto de vista metafórico, que existe entre la naturaleza física de esta ciudad (sus calles, sus casas, sus edificios emblemáticos…) y la propia vida de las personas. Cuestas, estrecheces, oscuridad… pero también color, sabor, belleza… todo a parte iguales. Segovia tiene un carácter bipolar, es una ciudad de contrastes, como los contrastes de color que hay en el cuadro.
En sus calles puedes ver a personas de todo tipo, de toda nacionalidad. Segovia tiene cierto aire cosmopolita. Pero a la vez, toda ella está bañada por una atmósfera de pasado y tradición. Supongo que ésta será una de las razones por la que cientos de visitantes y turistas se acercan a ella cada día.

Comencé diciendo que este cuadro no era un fin en sí mismo, sino un medio. Un camino, un paseo, al igual que mi estancia en Segovia. Cuando acabe la carrera me iré de esta ciudad, casi con toda seguridad. Después, aún no sé cuál será mi próxima parada.
Lo que sí sé es que esta ciudad me habrá dejado huella, una de las más importantes de mi vida, de eso estoy seguro. Porque la vida no son más que huellas, marcas y señales. Cuando nacemos, nuestra mente es una hoja en blanco, como dirían los empiristas. Sin embargo, con el tiempo, poco a poco, con cada huella, vamos escribiendo nuestra propia historia.



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